Mucha alegría tienen los Editores de las Memorias Históricas Digitalizadas de Turmero al entregar el Libro 116 de Efrén Rodríguez, referido al Lairén de Turmero, y nos preguntamos qué turmereño no ha degustado un lairén, creo que todos, desde los mas chicos hasta los mas grandes, siempre esperan ansioso el mes de febrero cuando la planta tiene su mayor madures. Ir a la Plaza Mariño es encontrase con este tubérculo, en forma de “papita”, al morderlo se produce una sensación agradable, sobre todo cuando sientes que la concha se separa del fruto y comienza a masticarlo con el mayor gusto, la sensación de morderlo es agradable y el sabor ni se diga.
Mucha gente del todo el país está pendiente, desde Diciembre, me dicen con insistencia, recuerda de apartarme mi gajo de Lairén, en las Fiestas Patronales de Febrero estoy por allá, también no olvides mis polvorosas, rúcanos, abrillantados, conservas de coco, bizcochuelos, besos de coco, cambur pasado y María Luisa. Claro, no puede faltar la jalea de mango y las papitas de leche, aparte de las coloridas chupetas.
La Plaza Mariño y sus alrededores se engalanaba, claro, con esta situación país las ofertas de dulces criollos ha mermado, pero siempre se consigue.
Desde muy pequeño nuestros padres nos llevaban a la Plaza Mariño, estaba engalanada, colorida, repleta de vendedoras de dulces, con bambalinas y cohetes por donde quiera, aparte de las bandas musicales del pueblo. Había mucha variedad de dulces, pero lo mas buscado era el Lairén, aunque las cotufas acarameladas de Carmen Brea eran muy cotizadas.
Claro que esos tiempos volverán, vamos a ponerles empeña para regresar a estos hermosos momentos y reencontramos como turmereños, como venezolanos, hay mucho que labrar y hacer, el país nos reclama, las tradiciones y costumbres no sucumbirán y se mantendrán intactas en el gentilicio del pueblo.
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