VENANCIO PREDICO
CON EL EJEMPLO
Hace ya veinte años
de aquel 28 de mayo en el cual el pueblo católico aragüeño recibe la inesperada
noticia de la partida al cielo del Padre Venancio Azpiroz, tal acontecimiento
tiene repercusiones en tierras vascas de donde procedía el sacerdote insigne
que predicó con su vida a Jesucristo redimiendo a los pobres con aquel mensaje
de salvación que el Señor le había encomendado. Con Venancio El sombrero,
Turmero, Maracay y su amada Santa Rita entendieron aquel pasaje bíblico “El
Señor me ha dado una lengua de iniciado, para saber decir al abatido una palabra
de aliento” Is 50,4-7 y es que sus obras fueron el mejor lenguaje con el cual
Dios le permitió comunicarse con sus fieles, con sus vecinos, con su gente. Con
más de 30 años en Venezuela el Padre Venancio hizo suya esta tierra, no dejaba
de soñar y propiciar espacios para el desarrollo integral del hombre nuevo
desde su visión cristocentrinca, el sentía el deber de servir sin límites a sus
hermanos, para el Padre Venancio lo más importante era hacer comunidades
cristianas, su carisma se centró en formar una comunidad de fe donde se
reconocieran como hermanos unos responsables de los otros poniendo siempre sus talentos
a la disposición de los demás, impregnando así a su comunidad del espíritu de
los primeros que nos narran los textos neo testamentarios.
Su obra más cumbre
fue la comunidad de Comunidades de Santa Rita de Cascia, el Padre Venancio
llegó al Sombrero estado Guárico, luego fue trasladado a Turmero en el Estado
Aragua y fijó su mirada en la periferia, a una zona rural con un crecimiento
demográfico a gran escala, eran los años setenta del siglo pasado, la parroquia
Turmero atendía periódicamente aquel vasto sector y el Padre Venancio se enfoca
fundamentalmente en pastorear aquella zona que transitaba la de la ruralidad al
urbanismo ante su eminente crecimiento. En el Camino conoce a su gran
etapa compañero de
trabajo, Dios dispone para ello al Padre Jesús Urriza su Paisano, aquel joven sacerdote
vasco que llega a Turmero y desde ahí inician su labor en la nobel comunidad
eclesial en honor a Santa Rita de Cascia cuya población llevaba su nombre. El
padre Venancio Junto al padre Jesús inician una hermosa labor pastoral con las características
ya referidas, se dedican a formar comunidades de fe, se desprenden de aquellos
ritos y burocracia tradicional para asumir la cultura de la gente sencilla, sin
sotanas ni cleriman, empezaron a mostrar la riqueza del evangelio y su opción
preferencial por los pobres como lo dictan las sagradas escritura y el
magisterio, no solo desde los sermones sino con el ejemplo, se hicieron uno más
de la comunidad. Venancio era vecino, obrero, hermano, padrino y maestro, su labor
de servicio trascendió la religión ayudando y tendiendo la mano a quien le
necesitara siendo así amigo incluso de los evangélicos y de aquellas personas
de buena voluntad que veían en él un ser extraordinario desde su humildad y
prudencia que siempre le caracterizó.
El Padre Venancio y
el Padre Jesús Urriza se ocuparon de recuperar las tradiciones, la cultura propia
de aquella localidad que estaba silente a la periferia de las Ciudades de
Maracay y Turmero, con Venancio Santa Rita toma conciencia de su memoria
histórica, las misas de sus santos patronos era la ocasión para recordar sus
orígenes, estudioso siempre de su gente procuraba promover la potencialidad y
particularidad de cada sector, promovió la educación siendo las capillas los
primeros colegios de muchas comunidades del hoy Municipio Francisco Linares
Alcántara, las generaciones que crecieron en sus comunidades cristianas son
profesionales, obreros especializados, gente honesta y trabajadora, amantes de
la música herencia de sus catequesis y misas en la que fomentaba la armonía de
su piano y las voces de quienes asistían a sus celebraciones, alguien llevaba la
primera voz además de él pero su mayor satisfacción era escuchar a todo el
pueblo de Dios Cantar, por eso no había protagonismo de coros o solistas, todos
cantaban con Venancio alabanzas a Dios. La construcción de dos Fe Y alegría en
Santa Rita es parte de su testimonio de amor a los más necesitados, para
Venancio era necesario brindar oportunidades para que la juventud tuviera
educación de
calidad y transformar su realidad, trajo a Santa Rita la alfabetización a
través de IRFA e impulsó la inserción escolar para jóvenes mayores de quince
años con el programa CECAL de Fe y Alegría convirtiendo su wolfwaguen es la
unidad móvil que recorría los barrios invitando a los jóvenes a darse una
segunda oportunidad.
La semana santa de
Santa Rita era única, el jueves santo se reunían las diecisiete comunidades en
la calle central de aquel poblado frente a la iglesia, las cuales salían en
procesión desde sus barrios y con fervor se reunían en torno a la mesa del
señor para celebrar la institución de la Eucaristía y el Mandamiento del Amor
Fraterno, las Navidades, sus misas de aguinaldos con el tradicional paseo
musical con ricos aguinaldos criollos que Padre Venancio y el padre Jesús
copilaron de Vicente Emilio Sojo y otros grandes de la música venezolana del
siglo XIX y Siglo XX que sin duda enaltecían nuestra cultura la cual amaban y
respetaban profundamente. Ojalá nuestro clero estudie su legado y lo haga suyo
en esta necesaria iglesia valiente y presta a defender a los más necesitados y
en camino a la cual nos ha invitado el Papa Francisco.
Venancio Por
siempre vivirá en quienes le conocimos y en cada colegio, en cada capilla en cada
alma buena que fue tocada por su gran celo pastoral y su alta calidad humana,
su cercanía le hizo ser uno más de la comunidad siempre atento, siempre
presente, siempre servicial… Eskerrikasko Venancio! ¡Muchas Gracias Venancio!!!
Jonathan Noguera
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